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Patricia Oillataguerre, presidenta de Club Larrazábal: “No tenemos miedo de decir lo que pensamos”

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La presidenta del Club Larrazábal, Patricia Oillataguerre, abrió las puertas en exclusiva para Atenea Porteña en donde navegamos a través de las entrañas de una institución barrial en Liniers que aparece como un espacio social y cultural donde el deporte también tiene su lugar e incluso tiene una particular historia con la banda de rock, La Renga.

“Acá no buscamos formar campeones”, fue una de las frases que salieron de la charla off the record con la presidenta del Club Larrazábal, Patricia Oillataguerre antes del inicio de una entrevista que prometía girar en torno a la agenda cultural de un club social y cultural, donde lo deportivo es solamente una excusa para fomentar el espacio de contención para los vecinos y vecinas del barrio de Liniers y Mataderos.

La entidad fundada en 1946 está ordenada institucionalmente, por lo que relató Patricia. Actualmente, eligen presidente cada dos años, aunque la promesa por mantener en pie un club con compromiso social y cultural es una de las máximas que une a los socios y socias.

Al momento de llegar a la entrada de Larrazábal 829, a escasos metros del límite con Mataderos, el primer cartel que puede leer un transeúnte cuando pasa por enfrente de la institución es “Club Larrazábal, nacional y popular”. Debajo, otra placa diminuta con una inscripción que reza: “Malvinas fueron, son y serán nuestras” y otra con un pañuelo de las Abuelas de Plaza de Mayo. Encima de la puerta se encuentra la distinción de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires en los festejos por los 75 años de existencia. Finalmente, también enmarcaron un recordatorio que en ese lugar tocaron por primera vez el reconocido grupo de rock, La Renga.

El primer salón se encuentra en la entrada, donde se realizan diversas actividades que, por más que acudan pocos socios y socias, las realizan igual. “Si hay gente que le sirve, por más que sean pocos, lo hacemos igual”, señaló Patricia Oillataguerre sobre los proyectos que integran la agenda habitual de la institución de la Comuna 9.

En el primer piso se expande Larrazábal. Al momento de la visita, los socios y socias más jóvenes practicaban ajedrez en un salón espaciado, con la vigilancia del profesor y de los padres que decidieron permanecer ahí para esperar hasta el fin de la actividad.

De regreso a la sala principal y al fondo, se encontraban un grupo de profesores que trabajaban en la conformación de un plan de estudios. “Nos prestan el espacio”, reveló una de las profesionales de la educación mientras intentaba comunicarse con la presidenta de la entidad de Liniers.

Cuando llegó Patricia, vestida orgullosamente con la remera homenaje del primer recital de La Renga en el Club Larrazábal, llegó con bolsas y dentro del establecimiento ya había gente que requería su presencia para tomar algunas decisiones o para pagarle a los proveedores. Lo que nunca faltaron fueron las risas entre los miembros directivos que llegaban para la reunión de la CD, pero que prefirieron delegar la responsabilidad de hablar sobre el club a su presidenta.

  • ¿Cuál es la esencia de un club con más de 70 años de existencia?

Patricia: Qué difícil. Yo creo que pretendemos ser un espacio que esté abierto a la comunidad. Un espacio en el que se pueda participar, en el que se pueda estar, en el que prime la cooperación y no la competencia, que las decisiones se tomen de manera democrática, que haya un sentido de equidad, que todas las personas que quieran puedan participar del club, de las actividades que proponemos, que puedan proponer pueda proponerlas también. En principio, lo que pretendemos desde el club es generar una comunidad y ser un espacio de referencia y de vinculación para los vecinos del barrio y para todas las personas que se quieran acercar.

  • ¿Hace cuánto sos presidenta?

P: Primero fui presidenta por un año por fallecimiento del presidente anterior. En ese momento era vicepresidenta y por estatuto tenía que asumir. Después fui elegida en el 2019 y reelecta en el 2021.

  • ¿Y hace cuánto estás en el club? ¿Qué cambios notaste desde tu llegada?

P: Estoy hace casi treinta años. Los 90 fueron una época muy complicada. El club en ese momento era un espacio de resistencia contra las políticas neoliberales que existían en ese momento imperando. Desde ahí hicimos mucho trabajo social y lo seguimos haciendo. Por ejemplo: en el 2000 fue como un Club del Trueque, digamos (NdR: Los Clubes del Trueque fueron espacios de intercambio de bienes y servicio por lo que se necesitaba)

  • Hablábamos de los momentos difíciles, como presidenta te agarró el momento de la pandemia…

P: Uf sí. A principio del 2020 empezamos con el tema de la pandemia. Al principio pensamos que iban a ser quince días, todos teníamos esa ilusión. Al ver que seguía transcurriendo el tiempo y las cosas no se resolvían teníamos que pensar en qué hacer porque teníamos que seguir pagando los servicios, mantener el edificio para que no se deteriorara, entonces empezamos a reinventarnos. Empezamos con un bono contribución, después dijimos que podemos hacer comida para llevar, entonces los sábados al mediodía veníamos algunos miembros de la Comisión Directiva y preparábamos algunas comidas, luego convocábamos a las personas por medio de las redes sociales y se lo dábamos por las ventanas, ni siquiera abríamos las puertas del club. Así fuimos zafando hasta que volvimos a abrir e incluimos actividades. Otra cosa que hicimos fueron los “festejos virtuales de las fechas patrias”, cosas muy locas, ja.

  • Volviendo a la esencia, vos mencionabas el compromiso social por sobre la competitividad, si bien un club tiene actividades deportivas hay veces que parece que chocan esos conceptos. ¿Cómo se lleva el club con la ponderación de social por sobre la competición?

P: En realidad, no sé si ponemos la cooperación barrial por sobre la competición deportiva. Lo que pretendemos es que la actividad sea deportiva y no una competición malsana, la de pisarle la cabeza al que sea para ganar. Obviamente si hay alguna actividad deportiva seguramente va a haber un ganador, pero la idea es que no haya perdedores, que todas las personas puedan participar y hacer el deporte que quieran y no que hayan buenos y malos. Ganar es una cuestión circunstancial. Lo importante es estar, participar, que todos los pibes y pibas, las personas adultas puedan hacer una actividad. Va más allá de si se gana o no.

  • ¿Qué es lo primero con lo que se encuentra un socio nuevo en el Club Larrazábal?

P: Creo que estamos un poco locos. Nos ha pasado anécdotas tontas. Vos me viste que llegué con bolsas y dejé todo tirado. Pasa un poco eso, que nosotros tomamos el club como nuestra casa y nos movemos así. No pensamos que va a venir alguien y se va a llevar lo que no es de él o que va a usar de mala manera el club. A lo mejor somos un poco confiados e ingenuos, pero es eso lo que queremos transmitir, es la casa de todes. La cuidamos un poquito entre todos, vamos construyendo lo que podemos para que esté bien, para que cada actividad se haga lo mejor posible, si se necesita algo se consiga, no importa si alguien no hace la actividad del otro, pero si llego a conseguir algo que pueda ayudar lo ponemos en común.

  • La puesta en común lleva también al marco político, incluso dentro de un club. Por lo que se ve en las redes sociales y en la entrada no temen en tomar una postura, debatirla, sacar un recurso y tomar una puesta en común en torno a eso. ¿Cómo se llevan con la política dentro del club?

P: No tenemos una bandera política partidaria, pero sí tenemos una ideología, no lo podemos negar. Hay cosas que nos gustan y que no en el país y en el mundo. Históricamente el club ha tomado una postura en distintas cuestiones, sobre el tema de los Derechos Humanos, por ejemplo, el club tiene una larga historia en defensa de los Derechos Humanos. Entonces, no tenemos miedo de decir lo que pensamos. Obviamente lo consensuamos en la Comisión Directiva y lo decimos. No son cuestiones partidarias, pero sí son ideológicas y son la manera de pensar que tenemos.

  • ¿Cómo es la respuesta de los socios?

P: Las propuestas van surgiendo de las charlas que tenemos. Después depende, hay cosas que prenden más y cosas que prenden menos. A veces los socios y las personas que vienen al club se enganchan más con determinadas propuestas que con otras. A veces es medio tirarnos a la pileta y ver qué pasa, proponemos esto y vemos qué pasa, si a la gente le interesa, si no le interesa, hay cosas que sabemos que le interesan más que otras. Por ejemplo: Si vos proponés hacer una peña vos sabés que va a venir muchísima gente porque hay mucha gente que le gusta venir a bailar, escuchar música. A veces, a pesar de que no venga mucha gente la hacemos igual porque nos parece bien hacerla.

  • En las redes sociales muestran que también son un club muy alegre…

P: Sí, la pasamos bien, ja. Hay muchas actividades de baile, ahora hay zumba, pero también hay salsa, bachata, tango, folklore, rock, entonces eso sí, siempre hay música en el club. Además, tenemos un proyecto que se llama “Semillas de Empedrado” que ofrece actividades culturales con música en vivo, eso también apunta a que en el club haya actividades musicales.

  • El presidente Alberto Fernández anunció la continuidad de los subsidios para los clubes. ¿Cómo se tomaron noticia? ¿Cómo les viene y cómo utilizan los recursos del Estado?

P: Mirá, en general vemos si hay algún subsidio que nos enteramos, nos interese y sabemos que podemos llegar a aplicar, porque a veces es difícil de cumplir con los requisitos, nos presentamos, solicitamos y vemos qué pasa. En cuanto a los subsidios en los servicios, en lo único que tenemos subsidiado es el agua, pero bueno, nos inscribimos para la luz y agua y vemos qué pasa. También hemos pedido un subsidio al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, si llega, bienvenido.

  • Fueron distinguidos por la Legislatura, ¿cómo fue ese evento?

P: Fue cuando cumplimos 75 años en enero de 2021, el club fue fundado en enero de 1946. Se había cerrado por la pandemia, no teníamos la posibilidad de hacer ningún evento, entonces decidimos postergar los festejos. Cuando abrimos hacia fines de ese año decidimos hacer un festejo acá. Estaba la propuesta de la Legislatura por medio del legislador Claudio Morresi (Frente de Todos), que conoce el club, la posibilidad de que el parlamento nos dé una distinción. Les dijimos qué día iba a ser la fiesta, nos trajeron la placa y ese día vino él. Invitamos a los demás legisladores, algunos no vinieron, y se destapó la placa.

  • Al lado de esa distinción hay otra placa que dice “Acá tocó por primera vez La Renga”, ¿qué significa eso para el club y para vos?

P: A fines de la década de los 80’, La Renga ensayaba en el salón donde ahora están haciendo zumba. Eran unos pibes que solo se juntaban a tocar en la sala del club. Llegó el momento de debutar y por primera vez hicieron su recital acá en el club. Vinieron 80 o 90 personas, que es un montón para ese momento, pero para ahora no parece. Creo que fue en marzo de 2019 que hicimos un evento conmemorando los 30 años de La Renga e hicimos un concierto en la vereda. Vinieron Tete (bajista) y El Tanque (baterista), así que bueno, después de tantos años.

  • ¿Chizzo (cantante) se comunicó con ustedes?

P: No, pero bueno, son cosas que pasan. El que venía mucho hasta que falleció era Locura (Dilelio)que fue uno de los primeros integrantes de la banda que después se fue. Locura vivía cerca, bueno, todos eran del barrio.

  • Para vos como presidenta, ¿qué significa esto?

P: Y es como una cocada, viste. Es decir que es el club donde empezó La Renga. Yo no soy Súper Renguera, pero me encanta el rock, me gustan ellos, los he escuchado. Mirá que si lo cruzamos al Tete nos abrazamos y nos saludamos, viste.  Quedamos en la promesa de comer un asado, pero que no se entere el barrio porque nos quedamos sin club.

  • ¿Por qué algún vecino o vecina del barrio debería asociarse al club?

P: Somos buenos, somos amables, las actividades son interesantes, somos un poco locos, vamos un poco en contra de la corrientes. Creo que somos un espacio de participación. Si algún vecino, alguna vecina, algune vecine tiene ganas de participar nosotros los sábados al mediodía hacemos actividades que es medio la parte social chusma del club, se arma una feria de emprendedores, cada 15 días se hace entrega de productos de una red de comercios. Estamos ahí desde la tarde para jugar al truco, al ajedrez, para charlar y compartir. A veces compartimos y a veces hablamos pavadas.

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Sergio Torres, Secretario General del Club Sol de Mayo: “Mataderos llegó a tener 22 ollas populares, la mayoría clubes de barrio”

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En exclusiva para Atenea Porteña, Sergio Torres recorrió la historia de un emblemático club del barrio de Mataderos como Sol de Mayo que fue recuperado hace 9 años y construyó su identidad en torno a hitos históricos, políticos, sociales y culturales de Argentina.

Hay en Mataderos un club pequeño, pero grande, con un mural repleto de referencias históricas y culturales de luchas, resistencia, memoria, justica, un club empeñado en ocupar la ausencia estatal y rellenarla con compromiso barrial. Sergio Torres, Secretario General del Club Sol de Mayo, le abrió las puertas a Atenea Porteña para hablar sobre la institución y revelaron que tienen una peculiaridad: no tiene socios.

En la calle Oliden 1935, frente a una fábrica de la reconocida empresa Dolce Vita, la institución de la Comuna 9 decora la calle con dos murales imponentes milimétricamente cuidados y con una cuidadosa expresión artística capaz demostrar la contundente esencia del club.

“Patria Sí, Colonia No” con la imagen del frigorífico recuperado de Lisandro de La Torre en 1959, una de las luchas sindicales icónicas en la historia del país, “Sol de Mayo no olvida”, con referencia a la causa por las Islas Malvinas, el tango, Diego Maradona, el Bar Oviedo, Evita, los pañuelos blancos de las Abuelas de Plaza de Mayo, San Martín, Belgrano, y la vorágine cultural e histórica podría continuar con las menciones artísticas, pero El Chino, como lo conocen dentro de las paredes del Solde, entiende que la identidad se vuelve permeable dentro de la institución.

“Sacá foto, mirá la cancha, arriba están por empezar los de Res o no res, ahí está el ring de boxeo, prendé las luces, andá libre”, señaló Sergio Torres mientras le indicaba a su hijo el momento de subirse a la camioneta antes de volver y explicar que la presidenta Mara Pérez no iba a estar presente por un problema personal.

Encima del buffet en la entrada, se encuentra una de las últimas inauguraciones que les dio orgullo como institución: la apertura del aula Juan Rubén Cao. Siguiendo con la lógica de la esencia institucional, en el aula se encuentra una inscripción con sentidas palabras en honor al denominado “Soldado Maestro”.

Además de recibir a Res o no Res, un teatro comunitario con 20 años de existencia en el barrio de Mataderos, también apuntan a ofrecer un abanico de actividades donde la mitad de ellas son gratuitas, otras muy baratas y en donde apuestan a la inclusión barrial para todos los vecinos y vecinas que quieran llevar a sus hijos sin necesidad de pagar una cuota social.

Cuando regresó Sergio Torres dispuesto a empezar la entrevista, formó un estilo de estudio improvisado sin techo, pero con biombos para tapar su imagen y evitar saludar a los padres, madres, directivos o miembros del club que llegaban para dar el presente. A medida que pasaba el tiempo de preparación, el club empezaba a llenarse con más voces que no estaban en un principio.

Debajo de cuadros con fotografías icónicas de Mataderos, siguiendo la lógica de los murales en la entrada de Sol de Mayo, se encontraban nuevas figuras que reivindicaban la rica historia de un barrio emblemático de la Ciudad de Buenos Aires. Con este panorama y con la cortesía del buffet de traer agua y café, empezamos a navegar por la esencia de la institución.

  • ¿Hace cuánto estás en el club?

Sergio Torres: El club lo recuperamos hace nueve años. Justamente este mes se cumplen nueve años desde que dijimos “hay que recuperarlo”. Empezamos a juntarnos acá y nos llevó tiempo poder los dos pies acá.

  • ¿De qué se trata esa recuperación?

S: Somos todos del barrio, yo vivo a dos cuadras de acá. Nosotros nos encontramos con un espacio físico, con un club histórico del barrio, que no estaba funcionando como club. Veíamos cosas raras, cosas turbias donde, a mí particularmente, me dio el click un día que yo volvía a mi casa del trabajo, pasé por la puerta del club y vi gente adulta en la puerta de Sol de Mayo tomando vino, fumando en un lugar totalmente turbio y cuando llego yo habían cuatro o cinco nenes jugando a la pelota en la calle. Ahí dije “acá hay algo que no está funcionando bien”. Yo veía gente que estaba adentro del club que no tenía nada que hacer y veía a los pibes en la calle. Ese fue el puntapié para hablar con los vecinos para ver qué hacíamos con el club.

  • ¿Cómo fue la conformación institucional del Club Sol de Mayo?

S: El primer año fue complicado porque no sabíamos, no se entendía nada. Esto no se estudia, no hay algo escrito. Nosotros entendíamos por Comisión Directiva a un grupo de gente que lleva adelante al club. Toda la parte legal, todo el formalismo y todo eso, nosotros no entendíamos nada. Empezamos a preguntar, a investigar, tuvimos la suerte de que mucha gente conocida nos diera una mano, como los amigos del Club Cárdenas, Nueva Chicago, Club Larrazábal, estas asociaciones del barrio que nos fueron guiando. Esto tenía que tener un marco legal y ahí empezamos a hacer todo esto que es bastante engorroso, hasta que bueno, salió el alta de la Justicia diciendo: “Esta es la Comisión Directiva”. Para todo eso pasó un año y ahí, dentro de la asamblea que se realizó en el club para recuperarlo tuve la suerte de que la gente me eligiera como presidente, estuve al frente dos veces seguidas y hoy me toca acompañar desde otro lugar adentro (secretario general), pero siempre continuamos los mismos con algunos cambios dentro de la CD. La particularidad nuestra es que el 90% de la Comisión somos padres de algunas actividades. Entonces la misma gente se va sumando, empiezan a involucrarse y bueno, cuando hay cambio de mandato siempre hay algo que el tiempo lo lleva para otra cosa.

  • ¿Cómo te llevas actualmente con la presidenta Mara Pérez?

S: Mara es una compañeraza. Se sumó en el segundo mandato mío como presidente, ella estuvo dentro de la CD. Ella era y es todavía madre de una de las de las actividades de patín en el club. Siempre estuvo involucrada en el club, siempre que pasaba algo ella estaba colaborando. Surgió preguntarle si quería formar parte del armado, dijo que sí, y bueno, la confianza y que labure tan bien la llevó a ser presidenta en este mandato que termina ahora y tenemos la suerte de que va a renovar ahora.

  • El club tiene un gran sentido de pertenencia. ¿Cómo fue se fue conformando la identidad?

S: La verdad es que fue natural. Desde el primer momento, todos los que conformamos la recuperación del club, somos todos vecinos, nos criamos en el barrio (Mataderos). Yo nací en el barrio, pero después pasé 20 años viviendo lejos. Uno nunca pierde las raíces y su lugar y hoy me toca vivir acá. Somos todos vecinos y yo creo que eso fue medio mágico porque todos los que conformamos la Comisión Directiva en la recuperación del club, todos coincidimos en el mismo pensamiento sobre para qué sirve un club, en un camino. Tenemos nuestra ideología, no lo negamos y lo mostramos, pero no es fundamental para estar dentro de la institución, las cosas se van dando naturalmente. Acá tratamos de inculcarles a los chicos dónde están parados, quiénes son, el compañerismo, el respeto por el barrio. Acá funciona un taller de arte donde le muestra a los chicos la historia del barrio y en base a eso ellos trabajan en sus tareas.

  • Me parece que mencionaste una cuestión clave: ¿para qué sirve un club?

S: Yo creo que, para que un club tenga que estar abierto, es la contención y mostrar la igualdad entre todos. Nosotros tenemos la mitad de las actividades gratuitas y dentro de la institución tenemos al que puede pagarlo y al que no. Creemos que esa es la función. Acá dentro son todos iguales. Afuera tenés la locura, la calle, el mundo, el país, donde todas estas cosas quedan de lado, pero bueno, nosotros con nuestro granito de arena intentamos de que entiendan que son todos iguales, sobre todo los pibes. Yo creo que para eso sirve un club.

  • ¿Es esa la esencia del Club Sol de Mayo?

S: Sí. El formar y la solidaridad, somos muy solidarios.

  • Cuando hablé con los miembros del Club Coronel Cárdenas también se consideraron solidarios. ¿Qué similitudes hay entre los clubes de Mataderos como para compartir esa esencia con los vecinos y vecinas?

S: Hubo un hecho que marcó a todos los clubes del barrio de Mataderos, o por lo menos con los que compartimos, hay clubes y clubes también, que fue la pandemia. Nosotros en tiempos pandémicos estuvimos cerrados dos años prácticamente y acá se hacían ollas populares, venían 150 personas a morfar, gente del barrio sin laburo, pibes que venían a hacer alguna actividad y se iban con un vaso con leche, un alfajor, en la pandemia se iban con un plato de comida. Lo que pasó, lo que nosotros notamos fue la solidaridad de los clubes del barrio hacia la gente y después entre los clubes. Acá era muy loco cómo venían de otros clubes y traían y nos decían “chicos, tenemos una bolsa de papas, ¿ustedes qué tienen?”, y nosotros les decíamos “mirá, tenemos esto de fideos”. Por ahí venía otro y traía lentejas y así. Mataderos llegó a tener 22 ollas populares en la pandemia y yo creo que gran parte fueron clubes. Ahí fue cuando notamos para qué servíamos. Ahí dije que no somos el único club. Acá te puedo contar cosas que sé que pasan en otras instituciones. No somos el único club ni somos pioneros, pero hay mucha unión entre los clubes del barrio.

  • Este club no tiene socios…

S: No tenemos cuota social.

  • ¿Cómo se mantiene un club de esa forma?

S: La realidad, lo que hoy mantiene al club, el ingreso fuerte es el alquiler de canchas en horario nocturno, la gente que viene a jugar a la pelota. Nosotros tenemos a las actividades muy baratas. Mirá, te podría nombrar todas, pero de 10 actividades cinco son gratuitas y educativas. Las demás actividades hay de mil pesos a 1800 pesos por mes, ninguna supera ese monto. De esa cuota, la mitad se las lleva el profe, así que imagínate de lo que puede llegar a quedar de esas actividades, solo sirve para pagar algunos servicios. Lo que hace crecer al club, lo que le da un margen para poder laburar, para poder hacer obras, para poder hacer el aula que inauguramos este año es el alquiler de canchas. El alquiler es como en cualquier lado, pero a los que vienen a hacer actividades al club nosotros no les sacamos más de lo que creemos necesario. No lucramos actividades.

  • ¿Por qué no cobran la cuota social?

S: Es una pregunta que nos hacen siempre. Porque tenemos clubes o gimnasios cerca donde mucha gente hace deportes o actividades culturales y hay muchos que no pueden acceder. Entonces, nosotros creemos y volvemos a lo que charlábamos de igualar, esos pibes o el vecino que no puede pagar la actividad de cuatro mil o cinco mil pesos viene acá. Acá vienen familias donde la madre hace Tae Bo y el hijo hace Tae Kwon Do o fútbol. Ahí hablamos de igualar, que tengan las mismas oportunidades los que no pueden pagar una cuota que los que sí pueden en otro lado. Ahí es donde nos preguntamos “¿qué hacemos con el pibe que no puede pagar cinco mil pesos de baby fútbol? ¿Qué hacemos con el pibe que quiere hacer boxeo porque la está pasando mal y viene y se desquita en una actividad?”. Por eso tenemos esa accesibilidad en las cuotas para igualar, para que todos tengan la oportunidad de estar dentro del club.

  • Hablabas sobre la formación a los chicos y en la inauguración del aula incluyeron el nombre de un ex combatiente de Malvinas. Contame esa historia.

S: Nosotros empezamos a construir el aula en un lugar donde no había nada acá arriba hace un año. Cuando llegó el momento de la inauguración buscamos un nombre y creímos que lo que mejor le sentaba era el de alguien que tuviera que ver con la educación, ya que era un aula para prácticas educativas, y nosotros en este club llevamos adelante la causa Malvinas, surgió el nombre de Julio Rubén Cao. Era un ex combatiente que era maestro de escuela primaria en La Matanza, que fue como voluntario a Malvinas sin la necesidad de ir, que tenía a la mujer embarazada, sin estar en edad de Colimba y murió el último día de combate. La gente lo conoce como “El Soldad Maestro” y por eso el aula lleva su nombre.

  • ¿Qué otros valores aprenden los chicos en materias históricas o culturales?

S: Acá los chicos tienen un abanico de oportunidades para venir y aprender. Han estado dentro del club en actos de Malvinas que hacemos todos los años, los chicos de baby fútbol juegan con Las Malvinas Argentinas en sus camisetas y nosotros les contamos porqué está la causa por todos lados. Les contamos la historia del club para que sepan dónde están parados. La historia del barrio, que sepan que Mataderos tiene una historia muy rica y grande detrás. Sobretodo formarlos con el compañerismo, nosotros notamos que los chicos que vienen acá son muy compañeros entre ellos, salvando las distancias que hay entre un nene y el otro. Acá adentro son todos iguales. Acá tenemos chicos con botines de 30 mil pesos como tenemos a los que le damos los botines nosotros. El compañerismo se nota y se ve. Cuando hay chicos juntos está ahí muy latente.

  • ¿Cuál es la primera noción con la que entra cualquier vecino a hacer una actividad en Sol de Mayo?

S: Es un lugar donde pueden despejarse de un montón de problemas que quedan en la puerta. Yo creo, porque  lo pasé con mi hijo que hizo todo el baby fútbol que lo hizo acá, que la primera sensación es el compañerismo y de que es igual a todos.

  • ¿Por qué alguien debería venir al Club Sol de Mayo?

S: Yo creo que la gente tendría que ir a los clubes, no solo a este, sino a cualquiera. Hay una edad, sobretodo hablando de chicos, que necesitan estar en un club porque pasan cosas ahí que no pasan en otro lado. Pueden ir a clase de inglés, a una plaza, a un montón de lugares, pero las cosas que pasan adentro de un club, a nivel compañerismo entre ellos, se viven solo en un club y te marcan. Por eso, todos deberían ir a un club, si no es a realizar una actividad, a pasar el rato.

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Juan D’Angelo, presidente de Club S. y D. Coronel Cárdenas: “Los clubes de barrio somos hijos de Nueva Chicago”

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El presidente del Club Social y Deportivo Coronel Cárdenas de la Comuna 9 del barrio de Mataderos le abrió las puertas a Atenea Porteña en una entrevista exclusiva para analizar el rol de la institución en el barrio, los socios y la influencia de Nueva Chicago.

A tan solo cinco cuadras del límite de la Ciudad de Buenos Aires con la Provincia en la General Paz, se encuentra el Club Social y Deportivo Coronel Cárdenas, una institución en plena reconstrucción que sufrió el paso de la década del 90 ubicada en la calle Carhue 2460, las malas decisiones por promesas incumplidas, pero hoy ocupan un lugar importante como responsables sociales con la organización de ollas populares para personas en situación de calle, transmisión de valores por medio de los deportes y la influencia de una referencia institucional en Mataderos como Nueva Chicago.

La primera impresión de la institución fue ilustrativa de la figura que desean representar: un galpón con las puertas abiertas de par en par dispuestos a recibir a cualquier vecino o vecina con paredes coloridas, el piso de entrada agrietado como retazo de la memoria y una persona regando las plantas que, luego de la presentación, resultó ser el presidente del Club Social y Deportivo Coronel Cárdenas, Juan D’Angelo.

“Queremos arreglarlo. Acá va a ir un buffet y vamos a poner las manos todos con los conocimientos que tengamos para cambiar cañerías, arreglar paredes”, fue la charla final con Juan en exclusiva para Atenea Porteña.

La máxima autoridad de Coronel Cárdenas es un personaje tímido, se rodea con gente de confianza y prefiere evitar las cámaras para las fotos. Sin embargo, cuando se trata de hablar sobre proyectos de clubes de barrio cambia su actitud, adopta otro aura y se impone una figura de autoridad de 40 años: “Los proyectos de clubes de barrios de vuelven loco”.

Luego de una recorrida exprés para conocer el interior de Coronel Cárdenas con un ring como corazón del  establecimiento, Juan llamó a sus escuderas de la Comisión Directiva, la vocal Vanesa Weis, la encargada de comunicación Sofía Medina  y la colaboradora Magalí Gemma, se acomodaron en la cocina del club donde realizan la olla popular cada 15 días e iniciamos el recorrido por las entrañas y la memoria de un club de barrio.

  • Coronel Cárdenas se fundó en 1932, pero dijiste que se encuentran en reconstrucción. ¿De qué se trata ese proceso?

Juan D’Angelo, presidente de Coronel Cárdenas: – En los 90 el club dejó de funcionar y quedó en manos de gente que no hizo más que mantenerlo. Se hizo poco y nada. Se vino muy abajo e hizo que con el tiempo se hiciera más imposible tener actividades dentro del club. Decidimos no dejar que siga pasando esto. Eso nos llevó a dar vuelta la historia para que el club vuelva a ser lo que era.

El presidente del Club Social y Deportivo Coronel Cárdenas remarcó la importancia de Nueva Chicago para los clubes de barrio.
  • ¿Cuándo empezó a tomar forma la reconstrucción?

J: – En el 2012 empezamos a tener los primeros acercamientos con la gente que estaba acá. Empezamos a juntarnos con ellos, a hablar, a comer asados, a conocer qué ideas tenían, empezar a armar de vuelta esa comunión. Particularmente, yo los conozco del barrio. Son comerciantes, vecinos y vecinas. No sabía bien qué pensaban, entonces empezamos a juntarnos. En 2014, hablamos y dijimos: “Muchachos, necesitamos un espacio para que el club empiece a crecer. Necesitamos un espacio propio para tomar las decisiones por lo menos de las actividades que van a haber, tanto sociales, culturales, deportivas”. Con idas y venidas, con gente que se sumó, con otra que se fue, con proyectos que no prosperaron y otros que sí logramos en el 2021 ya encausarnos en formalizar oficialmente al club: inscribirlo en IGJ nuevamente, que tenga un número de CUIT, que vuelva a ser una entidad deportiva. Faltan pequeñas cosas para que funcione realmente con toda su documentación, con sus renovaciones, con sus actas de asambleas.

  • Hay vecinos  del barrio que intervienen en las acciones del club como en la entrega de alimentos a personas en situación de calle. ¿Cómo surgió esa idea?

Sofía Medina, encargada de comunicación: – Surgió en pandemia. Cuando yo me enganché ya iban por la olla número diez. Yo estaba en casa y pensaba en qué podía hacer con el riesgo que conlleva venir. Era un momento de pensar en cómo podíamos ayudar a la gente que la estaba pasando y la sigue pasando mal. Hace poco estábamos en cien viandas y hace dos o tres meses que venimos entregando 200. Venían nada más que 25 personas y ahora vienen como 100. Se incrementa con el tiempo. Esto se convirtió en algo que el club no puede dejar de hacer. Ya tenemos gente que sabe que acá, cada 15 días, se da comida, se da ropa.

  • ¿Cómo es esa jornada?

S: – Es larga. La olla se hace acá y después salimos a hacer el recorrido. Empieza 3:30 o 4:00 de la tarde, a veces más temprano, depende lo que se cocine, que se empieza a cocinar el mismo día, viene gente a cortar, a preparar lo que sea necesario. El sábado empezamos el recorrido. A veces hacemos el recorrido y llegamos a las 10. Es depende con la cantidad de gente con la que te encontrás. A veces te encontrás con gente y te quedás cinco minutos, otras 15 porque necesitan contarte algo. Nosotros no solo llevamos la mercadería y nos vamos, tenemos un vínculo con las personas, las conocemos, saben quiénes somos. Es mucho más que una olla.

  • A pesar de que, cuando se habla de Mataderos se piensa en Nueva Chicago, ¿los vecinos les reconocen sus acciones?

Vanesa, vocal: – Sí. Los vecinos forman parte porque siempre están participando con mercadería. En las escuelas también, tenemos algunas que donan mercadería para las ollas. Los vecinos siempre están apoyando, ayudando y nos están alentando a seguir con lo que hacemos.

  • ¿Tienen otros planes a futuro para ayudar a la comunidad?

Magalí, colaboradora: – Planes hay siempre. Al tener vínculo con la gente siempre hay planes de crecimiento, pero primero hay que reestructurarse. Como dijo Sofi (Medina), una vez que salís a la calle y abrís las puertas no podés no recibir a nadie. Creo que, una vez que asumimos ese compromiso no se puede cortar con eso. Entonces, hay un montón de planes, pero primero tenemos que reestructurarnos.

  • En cuanto a la esencia del club, ¿cuál es la primera sensación con la que se encuentra un socio nuevo?

J: – La fraternidad. El sentimiento de “está bien, te vamos a ayudar”. No vamos a preguntar por qué ni cuándo ni dónde. Eso es lo que tenemos que trabajar y lo que queremos lograr como club. Que la gente que pase por la calle del club sepa que es un lugar de contención que es lo que tenemos que recuperar que se perdió desde años atrás. Otra cosa que es fundamental es el sentido de pertenencia. Nosotros como club tenemos que lograr que la persona que pasa por acá tome ese sentido de pertenencia, que es fundamental para el crecimiento de la institución, de la sociedad, de la comunidad y del barrio.

V: – Eso pasa con la gente que viene a la olla. Vienen contentos porque se reúnen cada 15 días, se encuentran entre ellos, toman la merienda, comen algo y después se llevan la vianda de comida. Entonces, charlan acá, se ríen, nos piden cosas y nosotros estamos siempre para ayudarlos. Ellos mismos vienen y te dicen que se sienten como en sus casas. Es una sensación hermosa.

  • ¿Hay diferencias entre un club de barrio como Coronel Cárdenas y uno más reconocido como Nueva Chicago en cuanto al compromiso social?

J: – Yo creo que no. Los clubes de barrio somos como hijitos pequeños de Nueva Chicago. Traemos la tradición de un club de barrio grande. Yo creo que no hay una institución que no se sienta identificado con la esencia de Chicago. Yo creo que a todos los que hoy nos toca estar en un club de Mataderos en algo somos parecidos, copiamos o imitamos a Chicago tanto en lo bueno como en lo malo, porque las ideas pueden ser así.

  • Hablemos un poco más de la esencia de Coronel Cárdenas. ¿Cuáles son los valores que intentan transmitir a través de los deportes?

S: – Principalmente, compañerismo y respeto, que son los que intentamos tener nosotros. También el compromiso con el club. Comprometerse a cuidarlo, a estar, a venir.

  • No es lo mismo Club Social y Deportivo Coronel Cárdenas y Club Cárdenas…

J: – No.

  • ¿Por qué?

J: – Uno es Club Social y Deportivo Coronel Cárdenas y el otro es AVEC, Asociación Vecinal Edilicia y Cultural Coronel Cárdenas, son dos instituciones diferentes que nacieron donde estamos nosotros. Dice la historia que en el año 1932 se fundó primero esta Comisión Directiva, fundaron este club en el mes de julio, en octubre se pelean y la parte disidente va a formar AVEC. Ahora que nos tocó a nosotros investigar, buscar papeles, hemos descubierto que este club, el C. S. y D. Coronel Cárdenas fue creador en el año 35. Es decir que la fecha del año 32 se tiró por la borda hace cuestión de días porque apareció un acta fundacional de este club. Va a quedar igual esa historia, no se la vamos a sacar a la gente de la cabeza. Si vas al otro Cárdenas vas a ver que es muy parecido a este ediliciamente hablando, pero más monumental.

  • ¿Cómo se llevan con ellos?

J: – Muy bien. De hecho, yo fui tesorero ahí, Vanesa lleva a sus hijos desde chicos, Sofía también, nos ayudan en las ollas populares. Es una relación excelente.

  • Cuando hablás de la versión que encontraste de la fundación de Coronel Cárdenas, ¿ellos concuerdan?

J: – No porque la tenemos guardada hace unos días. Sigue en el inconsciente de la comunidad. La fecha exacta no me la acuerdo porque fue reciente, pero es el año 35 en el mes de octubre.

  • Es decir que no cumplieron 90 años, van a cumplir 87…

J: – Claro.

  • Hay clubes que se consideran apartidarios en el plano de la política, ¿cómo se considera el Club Cárdenas?

J: – Nos consideramos políticamente correctos. Tenemos nuestra línea de pensamiento ideológica, de compromiso y de militancia activa con la política, pero tratamos de que no interfiera con la vida del club. Son dos cosas diferentes que sí trabajan en conjunto, pero tienen que ir por dos vías diferentes. Así lo consideramos y lo manejamos. Que después podamos utilizar recursos de la política estamos de acuerdo y para eso trabajamos, pero en la vida diaria del club no vas a encontrar la política. Si bien hay casos puntuales, de vida política, primero se organizan, se buscan, pero tratamos de ser políticamente correctos.

  • ¿Por qué los vecinos y vecinas deberían asociarse al Club Social y Deportivo Coronel Cárdenas?

Magalí: – En mi experiencia personal que soy la más nueva, en el club se encuentra sentido de pertenencia. Uno viene al club y se siente en su casa de manera muy rápida. Hay una esencia muy cómoda para moverse y uno es bienvenido con el tiempo que tenga, con todas las cosas que traemos del día a día. A mí me pasa como mamá que siento que los dejo en un lugar seguro.

Sofía: – Todos los que trabajamos acá lo hacemos con amor y compromiso. Entre nosotros, con los que vienen, siempre la buena onda, la predisposición. El que se quiera sumar siempre es bienvenido en un lugar donde todos se sientan cómodos y es todo en familia. Cuando empieza la olla los sábados es estar, comer algo, festejar cumpleaños, nos quedamos bailando. Es eso.

Juan: – Necesitamos que se asocien por la economía, ja. Más allá del chiste, es como dijeron las chicas: un club sin socios no tiene sentido. Tienen que haber activos, pasivos, son fundamentales. Puede venir a hacerse socio una gran promesa deportiva y vos no saberlo. Cualquiera puede venir.

Vanesa: – Yo quiero que cuando mis hijos sean grandes tengan un lugar donde estar, donde puedan compartir con sus amigos y que no estén en la calle en otra cosa. Que tengan un lugar seguro donde puedan estar todos con los hijos de todo. Apuntamos a que los hijos tengan su lugar.

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Entrevistas

Matías Fernández, Director General de Fútbol en Club Arquitectura: “No somos apolíticos, buscamos el bien común”

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En entrevista exclusiva para Atenea Porteña, Matías Fernández, Director General de fútbol en todas las categorías del Club Arquitectura realizó una radiografía del esqueleto institucional de la entidad del barrio de Agronomía, una de las instalaciones con más espacios verdes de la Comuna 15 de CABA.

La intersección de las avenidas Francisco Beiró y la De Los Constituyentes  ubica como uno de las principales instalaciones del barrio de Agronomía al Club Arquitectura, una de las entidades con historia reconstrucción que acaba de cumplir 95 años de existencia el 29 de agosto y que Atenea Porteña tuvo la posibilidad de entrevistar de manera exclusiva a uno de los principales formadores de la institución: Matías Fernández, Director General de fútbol.

La presencia del Club Arqui, como lo apodan de manera cariñosa sus socios y socias, es imponente desde la entrada en el estacionamiento gracias al monopolio colorido del verde con un maridaje del rojo, negro y blanco, los tonos característicos de la entidad, un factor constante desde el ingreso al predio como durante el recorrido a las instalaciones.

La existencia de cuatro canchas de tenis en el ingreso marca la prioridad de la Comisión en la visión competitiva del club. De hecho, Sebastián Báez, tenista argentino profesional Nº37 del ranking ATP y miembro del equipo que capitanea Guillermo Coria en la Copa Davis, entrena en las instalaciones en su visita al club.

Una vez dentro de las entrañas del club, el aire parece más limpio dentro de una Ciudad de Buenos Aires cada vez más urbanizada y gris. Las actividades deportivas están repletas: Natación con pileta cubierta y climatizada, el campo de juego de hockey en donde las jugadores cumplen con el entrenamiento rutinario, una cancha de básquet al lado de la de futsal, un microestadio de básquet con piso flotante, un buffet repleto de socios de todas las edades atendido por Vicente, Sandra, Noelia y Mayra, una plaza para chicos y otro microestadio para futsal con la frase “Nunca te rindas” en el ingreso.

La fachada de un club cuidado, amable en la atención a los socios y no socios, orgullosos de sus profesionales como Báez, Nicolás Pareja, jugador argentino internacional de fútbol de gran trayectoria, las hockistas de Primera División “A”, también se vio reflejado en los detalles de los profesionales como Matías Fernández, encargado de velar por la organización de la actividad futbolística en todos sus niveles.

Entrevista a Matías Fernández, Director General de Fútbol del Club Arquitectura

  • ¿Hace cuánto sos Director General?

Bueno, esta gestión arranqué hace cinco meses, arranqué el primero de mayo hasta la actualidad que hoy estamos en 13 de septiembre (NdE: La entrevista se realizó el martes 13). Antes había sido coordinador de fútbol once, coordinador del futsal y, anteriormente, profesor de diferentes actividades como femenino y baby fútbol.

  • Cuando alguien entra al club por primera vez, ¿cuáles son los primeros valores con los que choca?

Siempre digo que Arquitectura es un lugar de un ámbito recreativo, familiar, social y deportivo, pero la primera imagen cuando ingresa a la gente es que va a haber mucha gente de tercera edad, cancha de tenis o en el buffet, pero después, cuando van conociendo un poquito más los deportes, se va viendo que hay un gran movimiento, como denominamos nosotros “el arte en movimiento” de mucha juventud, de muchos chicos y chicas recorriendo y jugando todos los deportes en el club.

  • Fuiste profesor también y ahora director, ¿qué cambios notaste en ese tiempo en un club que se reconstruyó en 1954 y está cerca de cumplir el centenario?

Hace poquito fue el aniversario número 95 y de los 10 años que estoy en Arqui pude ver un crecimiento abismal desde la construcción de un polideportivo, como la construcción de micro estadio, del estadio de básquet, del piso de básquet, como el cambio de los pisos de las canchas de hockey, mejoras de infraestructura, antes había dos quinchos ahora hay tres, la construcción de la administración deportiva, mejoras en los estacionamientos, en los vestuarios, baños unisex que colabora mucho el departamento de género e inclusión.

  • Hablame un poco más de la esencia de Arquitectura. Cuando alguien practica fútbol o tenis no son los mismos valores…

No, no es lo mismo. Primero cambian las reglas y tienen distintas estructuras de cada deporte que obviamente cambia, pero creo que cada deportista que se pone la camiseta de Arquitectura lo que más rescato es el sentido de pertenencia porque son personas que vienen desde chicos al club. Seas del deporte que seas genera ese vínculo de aliento, de ganas, de “Vamos Arqui”, de “Vamos Tricolor”. Eso es lo que más rescato. Hay un valor de esfuerzo, de constancia, de horas de entrenamiento, profes que se preocupan por sus jugadores y jugadoras. El sentido de pertenencia es lo que encuadra a los valores de Arquitectura.

  • Antes mencionaste a la Comisión de Género y Diversidad. Tienen una gran actividad en el club, a pesar de que se creó hace poco. ¿Cómo ves el impacto que tiene en el club  en el barrio?

Se inició con mayor actividad cuando volvimos a la nueva normalidad después de la pandemia. Dentro del club vino muy bien, primero con algunos obstáculos porque, al ser algo nuevo y venir de un lado feminista, no encuadraba dentro del club que era un poco de conservador de derecha, pero a lo largo del tiempo se fue afianzando, se fue vinculando de la mejor manera a los deportes, en el hockey especialmente, patín, tenis, fútbol, no solo desde el lado feminista, sino que tenía otros factores y disparadores como la inclusión.

  • Si hablamos de la intervención del feminismo también hablamos de política. A algunos clubes de barrio no les gusta posicionarse políticamente. ¿En qué lugar se para Arquitectura?

Mirá, no me gusta encasillar al club en algún partido. Tampoco me gusta decir que somos apolíticos porque significa ser funcional al gobierno de turno. Acá vamos a encontrar socios y socias de derecha, conservadores, de izquierda, progresistas, algo más liberal, pero que siempre se busca el bienestar común. Hay normas de convivencia, del club, hay un tribunal de disciplina. Si uno elige estar en Club Arquitectura debe respetar las normas que lo vinculan al club.

  • Se acercan las elecciones en Arquitectura. ¿Cómo ves a los dos partidos que se van a presentar?

Al haber una elección siempre vas a encontrar una grieta porque es parte de la política y de la ética social. Veo dos partidos que se están conformando, que están ultimando sus listas, ultimando detalles, cada uno con sus proyectos, cada vez más paralelos, lo único que cambian son los nombres. Pero mi visión siempre es tener siempre los el escudo y el club arquitectura por delante de cualquier nombre y apellido que esté en la rama política. Buscar el bien común de los deportes y brindar el servicio de excelente en Arquitecura.

  • ¿Por qué los vecinos deberían asociarse al Club Arquitectura?

Me parece que Arquitectura, lo que tiene a diferencia de otros clubes, es ese sentido de pertenencia, es la dedicación, el esfuerzo, las ganas y la voluntad que tienen todos los socios y socias del club para llevar el escudo a lo más alto no. No solo en lo deportivo, también en lo cultural y familiar. Después sí, obviamente lo deportivo, porque uno elige esa parte. Mi punto de vista es el sentido de pertenencia, el vínculo, el buen servicio, el trato. Acá siempre van a haber docentes que van a estar contentos por defender estos colores y van a hacer que te hagan propios al transmitirlos a través de los valores que arquitectura tiene dentro de cada disciplina.

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